Cuando hablamos del punto G, normalmente solemos pensar que solo está presente en las mujeres. Pero realmente no es así. Aunque para muchos hombres el punto G es desconocido, la verdad es que lo tienen y está ahí para ser descubierto.

El problemas para muchos hombres es que tienen en mente el tabú, el cual rodea nuestra sociedad desde hace varias décadas o incluso siglos. Eso hace que no se atrevan a investigar por miedo. A eso hay que sumar que muchos hombres no saben donde se encuentra y mucho menos saben estimularlo.

¿Qué es el punto G?

A pesar de que recibe ese nombre, según los expertos se debería llamar el punto P. Ese nombre se debe a que se encuentra en la zona de la próstata.

El punto G masculino se encuentra a unos 5 o 7 cm de profundidad desde la entrada al ano. Una vez realizada la penetración es bastante fácil su localización porque tiene forma de nueza. Se encuentra bastante cerca de la uretra y se puede estimular de manera interna y externa.

Por suerte, la mentalidad de los hombres, sobre todo la de los hombres jóvenes está cambiando. Se está dejando de lado el tabú y en consecuencia cada vez son más los hombres que quieren estimular esa zona para conseguir un grado de placer superior. Para conseguirlo, lo más recomendado es optar por los masajes prostáticos. Con ese tipo de masaje se consigue obtener y multiplicar el placer de un orgasmo corriente. Eso significa que la gran mayoría que prueban la experiencia quieren volverla a repetir. Como siempre se dice, hasta que no se prueba una cosa no se sabe si nos gusta o no.

Es importante saber que el punto G masculino no solo se puede estimular a través de la penetración. Es verdad que es la opción más sencilla, pero también se puede estimular de manera externa.

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Cómo estimular el punto G masculino paso a paso

Antes de ponerte manos a la obra, es importante la higiene. Tanto si la estimulación la vas a hacer tú mismo como si la va a realizar tu pareja, la higiene es fundamental. Es importante lavarse bien las manos y certificar que las uñas están bien cortadas.

  • Preparación: ahora es el momento de que el hombre se relaje para que la experiencia sea placentera. Un hombre que no está relajado, sino todo lo contrario, no disfrutará. Para conseguir que la penetración y en consecuencia la estimulación sea más fácil, se debe usar un lubricante adecuado. En la actualidad hay lubricantes anestésicos con los cuales se consigue dormir la zona. Es una manera eficaz para evitar el dolor y que rompa la experiencia que se quiere disfrutar. Recuerda, no se debe hacer nada hasta que el hombre esté relajado. Todo lo que se haga con anterioridad no servirá de nada.
  • Movimientos suaves: para que la zona se comience a relajar y en consecuencia la penetración sea más sencilla, lo más recomendable es optar por un masaje de la zona del perineo. El masaje tiene que ser suave y lento para obtener buenos resultados. Así se conseguirá relajar la zona de una manera más sencilla. Además, se recomienda que el hombre se tumbe en la cama mirando hacia la almohada. Para que sea más fácil la estimulación, se recomienda poner una almohada en la zona del trasero, así quedará ligeramente alta y el acceso será más sencillo. Ahora es el momento de tocar la zona entre el ano y los testículos. A continuación, debes estimular la zona externa para relajar las terminaciones nerviosas. Cuando notes que la zona está preparada para la penetración, es el momento de aplicar lubricante y dar paso al siguiente paso.
  • Estimulación interna: la penetración no tiene que ser rápida, sino que tiene que ser poco a poco. El cuerpo se tiene que adaptar a la experiencia o se cerrará y no se podrá realizar la penetración. La penetración se tiene que realizar con el dedo muy bien lubricado e introducirlo muy lentamente. El dedo tiene que estar curvado ligeramente hacia el ombligo. A unos 5 o 7 cm se notará una pequeña avellana, eso quiere decir que se ha encontrado el punto G. Una vez encontrada la zona, no vayas más lejos. Evita introducir los dedos demasiado o puede venir el dolor. En el futuro, cuando la persona se acostumbre se podrá realizar una penetración más profunda, pero ahora nos interesa centrarnos en el punto G.
  • Comienza a tocar: cuando hayas encontrado la zona, comienza a realizar diferentes movimientos. Comienza con cosas suaves y luego vete variando. El objetivo es que te des cuenta cuáles son las cosas que más le gustan y cuáles menos. Una vez recibida la información, centrate en las cosas que más le gusta para que la estimulación sea la adecuada. El objetivo es conseguir un buen grado de placer y eso lo conseguirás si haces las cosas bien. Normalmente con el placer se produce una erección. Es normal, no te debes preocupar. Lo difícil en ocasiones puede ser encontrar el punto que nos interesa. Si a la primera no lo encuentras, no te rindas, prueba más veces. Antes o después verás donde está y así será más fácil estimularlo en futuras ocasiones.
  • Usa un masajeador: si no quieres que la penetración sea directa con un dedo, puedes usar un juguete sexual para que la experiencia sea “menos traumática”. La mejor opción puede ser la de usar un pequeño dilatador. Con esa sencilla herramienta te será más fácil acostumbrarte. Eso sí, asegúrate de que tiene una base ancha para evitar que se pueda perder en el interior del ano. Normalmente todos son de base ancha, pero es importante destacar ese detalle.

Para finalizar, es vital recordar que por disfrutar de una nueva zona de placer no significa que te hayas convertido en un homosexual. El cuerpo y la sexualidad está para disfrutarla. No pierdas una gran oportunidad de disfrutar un poco más de tu cuerpo por los tabús. Se han demostrado que son mentiras. Prueba y seguramente quieras volver a repetir.